Las cuatro palabras referenciadas anteriormente suelen hacerse notar cuando estamos hablando de una pequeña extensión de territorio que tiene condiciones radicalmente diferentes a las que les rodean. Pero ¿en qué se basan estas diferencias?
Suelo
Es una de las grandes diferencias que encontramos en los grandes viñedos, generalmente tienen un componente calcáreo alto que nos ofrecerá en los vinos una gran acidez y longevidad para los mismos. Estos suelos pueden estar conformados por componentes calcáreos de origen animal o mineral.
Los componentes de origen animal se suelen dar cuando un gran cúmulo de animales de caparazón calcáreo, (carbonato de calcio), como conchas, diatomeas, fitoplancton, y algunos más, forman grandes comunidades y por cambio climatológico en el paso de millones de años, mueren generando una gran plataforma que sirve de soporte a grandes viñedos en el mundo como Jerez, Chablis, Champagne, Coñac y algunas otras grandes zonas tomando del suelo caracteres diferenciales y de gran calidad para la elaboración de vino.
Cuando hablamos de la caliza (carbonato de calcio), que es una roca sedimentaria, forma también suelos de carbonato de calcio pero no son tan interesantes en calidad como lo son los animales.
En otras partes del mundo los viñedos se encuentran sobre franjas de minerales exclusivos que dan peculiaridad y calidad a los vinos como pueden ser los conocidos vinos de burdeos Petrus y Le Pin que tienen sus viñedos caprichosamente posicionados sobre una franja de arcilla azul (esmectita con hierro) que confiere calidades peculiares en los vinos que los hacen espectaculares en gusto y en precio.
Por ello una de las mejores herencias seguramente puedes ser un buen terreno.
La diferencia entre composición y una estructura de minerales en los suelos hace que el valor de los mismos cambien y por ello se le llama cru, clos, pago a una zona de estas características.
Como segundo punto podemos nombrar al CLIMA, que caprichosamente se adapta a la orografía, vientos, inclinaciones del suelo, así como las orientaciones ya sea norte o sur, este u oeste. Si hacemos una buena combinación entre el suelo, orientación, altura, insolación, viento, lluvia, permeabilidad en el suelo, composición, estructura, podremos tener un perfecto lugar para llamarle CRU, o PAGO y elaborar vinos de calidad y gusto muy diferentes a cualquiera.
Antiguamente en Francia a estos terrenos cuando eran de una extensión considerable se les llamaba Chateau, con lo cual atribuían características especiales a todo lo que se pudiera cultivar y/o criar dentro de este territorio, dando con ello mayor clase y reconocimiento en el mercado.
Los Cru o Pagos, generalmente formaban un microclima especial y benéfico para los todos los cultivos, así como para todos los animales y microbios que viven en el mismo, haciendo el agricultura más orgánica y con menos intervención del hombre. Formando hongos y microorganismos benéficos en el suelo que ayudan a las plantas a tomar nutrientes que ellas solas no pueden absorber, creando una simbiosis benéfica para todo el complejo.
Estas anteriores condiciones no son fáciles de crear, por ello pocos viñedos en el mundo tienen el reconocimiento de Gran Clase, y esto es cuando todos los factores se unen para crear algo inigualable.
Un abrazo
Jesús